Noticia creada a
partir del cuento La sirena viuda
de Mario Benedetti
En
la fría madrugada de ayer (12 grados bajo cero), en el mar de Copenhague se
encontró muerto y totalmente desnudo a Rodrigo (un chileno al que Pinochet exilió)
junto a la estatua de la legendaria sirenita de Eriksen, la cual como siempre
mantenía un estado de desnudez.
En
la madrugada, de las primeras investigaciones que realizaron los agentes
policiales se supo que Rodrigo tenía la costumbre de ir a visitar a la famosa
sirenita. Horas más tarde llegaron al lugar varios de sus amigos, quienes pudieron
explicar a las autoridades el porqué Rodrigo se encontraba en ese lugar y a esas
horas. Julio, un exiliado chileno,
declaró lo siguiente: “Rodrigo pocas
horas después de su llegada ya se había enamorado perdidamente de la sirenita,
era un amor imposible, pero en el exilio lo raro es apenas un matiz de lo
normal, y por ello después de frecuentarla tanto, él decidió no esperar más
para unir su vida con ella, para casarse con ella sin que nadie los viera”.
En
el lugar también se encontraban decenas de personas curiosas por saber qué
había sucedido. Mientras escuchaban las diferentes declaraciones y el progreso
de las averiguaciones, ellos especulaban y creaban teorías acerca de por qué
Rodrigo se había dejado morir. Y lo que resaltó de esas conversaciones es que
todos apodaron a la famosa sirena de Eriksen, la sirenita viuda.
Después
de este suceso la playa de Copenhague, un lugar calmado, que posee una vista amplia
y hermosa desde lo alto de las colinas y grandes faroles a lo largo del camino, ya no
volverá a ser la misma, puesto que ahora tendrá como parte de su historia a la
sirenita viuda.
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