Los textos que se redactan se organizan en cuatro distintas formas del
discurso: exposición, descripción, narración y argumentación. Sin embargo,
ninguno de estas modalidades de escribir es excluyente, puesto que en un mismo
escrito pueden existir dos o más formas del discurso, pero el texto será
clasificado según la predominancia de un estilo.
Existen diversas cualidades de un texto escrito que permiten guiar una
adecuada redacción. Lo primero que tiene que definir el autor es el propósito
del texto comunicativo; es decir, la intención de su escrito. Luego es
importante que el texto posea un sentido completo, lo cual no debe ir desligado
de la unidad de texto, ya que no debe existir una idea parcialmente
desarrollada y menos información irrelevante o innecesaria. Lo antes mencionado
siempre debe mantener coherencia (relaciones lógicas entre las oraciones, los
párrafos y los conceptos que se vienen desarrollando dentro del texto), pues se
debe evitar la incongruencia del texto. Como aspecto final tenemos la cohesión,
la cual resulta ser la herramienta para lograr coherencia, ya que permite
entrelazar una clausula o proposición, oración o un párrafo con otro(s) que ya han sido mencionados.
Como parte de los elementos necesarios para proveer de coherencia a un
texto encontramos a los términos referenciales endofóricos, anafóricos, la
elipsis y a los conectivos. Es así que resulta que el elemento fundamental para
lograr un buen texto es saber cómo utilizar los conectivos. Alvaro Díaz señala
que los lectores aventajados manejan un extenso repertorio de conectivos y,
como resultado de ello, tienen mayores posibilidades de éxito al utilizarlos en
sus propios textos.
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