Los géneros periodísticos son herramientas de trabajo
que ayudan a que el comunicador brinde la información de manera comprensible al
público. Existen tres géneros
principales que son la nota seca, la crónica y el reportaje, pero eso no quiere
decir que siempre los encontraremos en su estado puro. El primer género se
caracteriza porque el periodista solo se encuentra autorizado para brindar
unidades informativas y no para opinar o interpretar, y menos para firmar como
autor; en el segundo, el autor puede apropiarse un poco del texto, ya que este
puede interpretar, dar una opinión favorable o desfavorable, pero no moral ni
política y además el periodista puede firmar; en el último género , el
periodista cuenta con mayor autoridad sobre el texto, puesto que puede
identificar, describir, clasificar, identificar y hasta opinar y por supuesto
firmar. Es así que en los géneros “vamos de menos a más, porque partimos de la
casi nula o mínima propiedad del autor sobre el texto, la nota seca, hasta su
grado máximo de apropiación, el reportaje. Y, al mismo tiempo, cada género
contiene el anterior” (Bastenier: 2009)
Los tres géneros periodísticos que acabamos de
mencionar no se hallan solos, puesto que estos se encuentran acompañados por
los subgéneros, los cuales son: la entrevista, el perfil y el análisis. El
primer subgénero es un reportaje, realizado por una persona y existen dos
modalidades de entrevista: pregunta- respuesta o “romanceada”. El perfil es un
reportaje retrospectivo y virtual acerca de alguien, pero no es simplemente una
biografía, sino que se muestra una realidad interpretada. Finalmente, el
análisis es un subgénero de la crónica consiste en el análisis y la
interpretación de las noticias que ya han sido publicadas con anterioridad.
Cuando hablamos de los géneros periodísticos no
podemos dejar de mencionar la relevancia que poseen los titulares y el verbo. La
práctica de la totalidad del mundo occidental es la de titular con el verbo en
presente indicativo; sin embargo, en los países latinoamericanos no ocurre de
esta manera y esto se debe a que “el periodista titula como se le da la gana”
(Bastenier: 2009). Es así que cuando nos referimos aun hecho que ha ocurrido
con poco tiempo de anterioridad debemos de utilizar el verbo en presente y solo
cuando nos refiramos a algo que ocurrió en el pasado, no inmediato, sino
indefinido es correcto utilizar el verbo en el tiempo pasado, inclusive es
posible que en un mismo titular sea necesario utilizar ambos tiempos verbales.
En el texto Bastenier nos habla de ciertas
automatizaciones; es decir, de la existencia de determinadas anomalías,
infracciones y errores por los cuales es imposible no sentirse tentados a
corregir. Dentro de los que encontramos al de soltar lastre, que consiste en evitar declaraciones innecesarias,
complicaciones y repeticiones para lo cual el periodista debe de revisar su
texto y hacer las correcciones necesarias (no saltarse ese procedimiento
indispensable) para que su escrito quede correctamente hecho; el lead; es decir, cuando el periodista
empieza redactar por el complemento o accesorio y demora demasiado en llegar a
la idea principal del texto; la persona,
se refiere a que cualquier información debe identificar persona, tiempo y lugar
( para que exista una mejor claridad en el mensaje); lugar y circunstancias, el periodista debe dejar constancia de cómo
y en dónde ha obtenido la información, no solo por factores de importancia e
interés, sino también por cuestiones deontológicas.
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